“La niña de los tulipanes II”
(El encanto)
Si, fue la magia de la primavera, la que hizo florecer aquella ilusión primera, en su corazón, sin las cadenas de la obsesión, sino con las alas del amor.
Inconmensurable era esa ilusión, que día a día crecía, en el corazón de Estephania, como tulipanes atrincherados en el fondo de su alma, perseverando y esperando la primavera para florecer y despertar en ella sus sentimientos de mujer.
Vio como el invierno empezó a ceder y con fresco verdor se empezó a poblar su mundo. Salía todos los días al jardín de sus ilusiones, sabiendo que en un reverencial silencio ellos estaban allí, aunque nadie los veía.
Al verla una mariposa salía a su encuentro, esperando el momento para mostrarle los misterios de la primavera. Un grillo madrugador afinaba su violín, esperando el día en que pudiera dar ese recital, que como agua mineral, correría alegremente, acompañando esa ilusión con una canción que se quede grabada en el corazón y la mente.
Estephania, sin proponérselo poco a poco descubría, lo que hasta ayer desconocía, pues como mariposas en primavera, es la luz que emana de sus ojos llenos de ilusión, enamorada de la vida, descubriendo a tientas que es el amor, sueña despierta al contemplar la belleza de esa flor, sin darse cuenta que ella es la más bella en el jardín de la primavera.
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